Exige justicia mamá de hermanas fallecidas rumbo a concierto

Sofía Sánchez usó el dinero que le dieron el 26 de agosto como regalo por su cumpleaños 16 para pagar tres boletos del concierto de Zoé en el Palacio de los Deportes: el de ella, el de su hermana Esmeralda Sánchez, de 23 años, y el su hermanastra, de 15 años.

Era estudiante de segundo año de la Preparatoria 8, mientras que Esmeralda trabajaba en un call center para ayudar a su mamá con los gastos y ahorrar para ir a la universidad.

«Ya nada más estaban esperando para poder ir. Estaban emocionadas», recuerda Elvira Canchola, su madre.

El 10 de noviembre, el día del concierto, ambas comieron en su casa en Pedregal de San Nicolás, Tlalpan, y salieron para encontrarse a las 20:00 horas en la estación Velódromo del Metro con su hermanastra y con Víctor Barrios, su padrastro.

Es él quien narra cómo el festejo se volvió tragedia. Tras recorrer un puente peatonal atiborrado avanzaron por un pasillo oscuro rodeados siempre por más asistentes. De pronto, Sofía gritó.

«Sólo escuchamos su grito y la dejamos de ver. Prendimos las lámparas de los celulares y la alcanzamos a ver dentro de la coladera, vimos cómo alzaba sus brazos» relata Víctor.

Esmeralda no dudó y se lanzó a la coladera para intentar salvarla… pero ya ninguna de las dos pudo salir. A Víctor lo auxiliaron vendedores. Amarrado a una cuerda intentó bajar, pero sus hijastras ya estaban desmayadas tras caer en el pozo de aguas residuales.

Pudo sentir el cuerpo de Esmeralda, pero se le resbalaba y empezó a sentir que también él perdía el conocimiento. Más personas llamaron a los bomberos y a la Policía, pero las labores de rescate iniciaron hasta las 22:00 horas.

Dos horas después les confirmaron que habían fallecido. Autoridades de la CDMX, entre ellas de la Fiscalía capitalina, empezaron a orientarlos para recuperar los cuerpos. Se comprometieron a absorber todos los gastos funerarios, pero al final no fue tanto así. La funeraria contratada por el Gobierno les pedía 20 mil pesos por las urnas de mariposa que ellos querían, por lo que tuvieron que aceptar las que les dieron.

Ayer fue el segundo rosario para las hermanas. Elvira insiste en que es importante que el ladrón sea detenido, pero también que se castigue la negligencia.

«Hoy pedimos justicia», dice Elvira frente a las urnas y las fotos de «Sofi» y «Esme», como les decía.

«No habíamos querido hablar porque nos daba miedo que nos tardaran en dar el cuerpo de mis niñas, pero ahora que ya están en su casa, exigimos que se investigue y se dé con los culpables que dejaron abierta esa coladera, quien no atendió los reportes por mucho tiempo. Mis niñas eran hijas de casa y tenían un futuro por delante».

Al duelo se suma ahora la incertidumbre, pues el abogado que las asesora les dijo anoche que el MP estaba poniendo trabas para proceder con la denuncia que interpusieron.

Tomás Rentería

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