El Presidente Andrés Manuel López Obrador prometió una ley o un acuerdo para que los egresados de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez (UBBJ), cuyos alumnos han reclamado salones, maestros y clases de verdad, tengan empleo asegurado.
«Vamos a buscar la forma de que antes de que yo termine, aunque a ustedes todavía les falte, voy a dejar un acuerdo – a ver si puedo que sea una ley-, para que todos los que ingresen de las escuelas de medicina tengan su trabajo seguro», afirmó.
López Obrador inauguró las instalaciones de la UBBJ en este Municipio, a dos horas de Morelia, un plantel que abrió oficialmente en 2019, pero sin salones, y que hoy tiene 219 alumnos en la licenciatura en Medicina Integral y Salud Comunitaria, aunque sigue en trámite su visto bueno ante la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS).
«Vamos a que todos ustedes terminando tengan trabajo asegurado», añadió el Presidente luego de asegurar que «los gobiernos neoliberales» le cerraron la puerta a los estudiantes de medicina.
Los estudiantes de las universidades creadas por el Presidente se han manifestado para acusar la falta de maestros, salones, clases y prácticas profesionales; «queremos clases de verdad», reclamaron en octubre los de la sede de Ticul, en Yucatán.
El 6 de agosto pasado, en la inauguración de una sede de las UBBJ en Colima, el Presidente había prometido 3 mil puestos de trabajo en el gobierno a los egresados de sus universidades y que él mismo les firmaría sus títulos, esta responsabilidad está marcada por la ley para la coordinadora, Raquel Sosa, quien días después comenzó a hacer la entrega de los documentos sin la firma del Presidente.
Durante la inauguración del plantel en Chilchota, el Gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, recibió los reclamos de estudiantes de la normal rural de Cherán, que acusan la detención ilegal de tres compañeros, de maestros del colegio de bachilleres de Michoacán que exigen pagos postergados, y de activistas ecológicos que denunciaron la destrucción de un parque que era reserva natural.
En el patio de la escuela de tejas, ubicada frente a un bosque de ocotes, le gritaron corrupto y mentiroso hasta hacerlo enrojecer, pero sin que respondiera en su discurso, y cuando López Obrador hablaba de que ya no hay corrupción en el Gobierno, los manifestantes le señalaban a su compañero de partido sentado a su lado.
López Obrador salió a respaldar a Ramírez Bedolla y respondió acerca de los normalistas detenidos; dijo que había pedido al Gobernador que revisara el caso, aseguró que en su Gobierno no hay represión, pero dio un regaño a los manifestantes para que hicieran sus reclamos sin llegar a la violencia.
«Se lo digo a los maestros y sobre todos los padres de los muchachos que están estudiando. Nosotros no somos represores, le voy a pedir al Gobernador de Michoacán, le estoy pidiendo a Alfredo de que revise el asunto de los tres jóvenes, cuatro, los que sean que están detenidos, para que se les libere«, dijo.
«Nada más le voy a encargar, porque una mamá me lo pidió, a ella le voy a encargar, y a otras mamás, y a las abuelas, y a los abuelos, que les jalen las orejas. Nada de que ‘cierro la carretera, pero no sólo cierro la carretera sino que le voy a prender fuego a un camión’. No, eso no. ¿Saben cómo luchaba Gandhi, Luther King, cómo luchaba Mandela? de manera pacífica sin violencia», añadió.
En octubre, explicó una mujer en entrevista, tres egresados de la Normal Rural de Cherán repartían volantes cerca de Chilchota para pedir plazas de trabajo, cuando fueron detenidos y acusados de incendiar un auto.
«Y ahora nos piden un millón 300 mil por cada uno, un millón 300 mil que no vamos a juntar nunca aunque trabajemos toda la vida», acusó.