Combate ‘Antimanual’ habla y escritura sexistas

En los últimos años han surgido propuestas de lenguaje no sexista como el uso de la @, x, -e, _ para eliminar la vocal que marca el género o la feminización de sustantivos como la colectiva en vez del colectivo, todas cuestionan la clave masculina y excluyente en que hablamos y escribimos, según el nuevo Antimanual de la lengua española. Para un lenguaje no sexista.

Pero antes de que salten las alarmas de quienes se oponen al uso del lenguaje incluyente, la publicación de la UNAM abre con una serie de advertencias: «El Lenguaje incluyente no sexista (LINS) no tiene que ser bonito ni tiene que gustarle a nadie; lo que pretende es incomodar, incordiar, molestar, desquiciar. Su móvil principal es político, ni lingüístico ni estético».

Si esas «propuestas rebeldes» están en los correos electrónicos, en los mensajes en redes sociales y en las comunicaciones informales, pero también en las pintas, en internet y los monumentos, el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) decidió recogerlas en esta publicación coeditada con Libros UNAM.

«No podemos estar sordas, no podemos cerrar los oídos a lo que nos están diciendo desde las bases», responde en entrevista Hortensia Moreno, directora de la revista Debate Feminista y parte del grupo de autoras del Antimanual.

A la revista llegan muchos trabajos sobre esas «pequeñas insurrecciones» de no decir colectivo sino colectiva y con una «preocupación directa» por mostrar que existe una enorme diversidad de posicionamientos de identidad de género y sexual.

«Por un lado, yo puedo ignorarlas y decir no está pasando nada y en mis revistas, solamente se publica como dice el diccionario de la Real Academia o puedo decir: podemos abrir un espacio de flexibilidad, pero este espacio de flexibilidad lo que no puede hacer es producir una normatividad estándar que se deba de aplicar de manera obligatoria a todo el discurso feminista académico», ataja.

El Antimanual deja eso en claro desde las primeras páginas al presentarse como una «propuesta rebelde en contra del statu quo y, por lo tanto, no hace reglas, sino que va contra ellas».

«Las propuestas tienen que ser cautelosas y pacíficas, no se puede imponer a nadie el lenguaje incluyente, no se puede volver obligatorio, no podemos producir una estandarización del lenguaje incluyente porque además fíjate que estoy segura de que en el momento en el que tenga esa estandarización va a perder su principal eficacia pues tiene esta función de hacer ruido», enfatiza.

El lenguaje incluyente es todavía una «forma expresiva en construcción y las soluciones se van creando de manera individual y colectiva».

De hecho, refiere Moreno, existe una gran cantidad de manuales de lenguaje incluyente de muchas instituciones, no solo de México sino también de otros países como Argentina o España que «visibilizan a las mujeres y a las disidencias sexuales».

«Ninguna tiene la palabra hegemónica a la par de la autoridad o autoritarismo de la Real Academia Española.

«Lo único que tenemos en común todas las personas que hemos hecho estas sugerencias produciendo este repertorio de soluciones es que todas nuestras soluciones están reprobadas por las academias», agrega Moreno.

El Antimanual enlista una serie de sugerencias como demostración de que «se puede hablar y escribir muy bien con lenguaje no sexista, de la misma forma en que se puede hablar y escribir muy mal con lenguaje sexista».

Son herramientas que se pueden usar para cuestiones informales como en correos electrónicos, mensajes personales, notas, mensajes en redes sociales, pero también en la redacción de libros y artículos académicos.

«Cada quien podrá elegir qué le sirve para el texto que escribe», aclara.

Moreno también comparte que hay investigadoras preocupadas de que sus artículos sean rechazados por revista académicas por usar el lenguaje incluyente.

Como hay estudiantes a quienes los sinodales niegan el voto aprobatorio para su tesis por usar el lenguaje incluyente, que no lo ven como tal sino como meros errores ortográficos o problemas en la expresión.

O bien, que una editorial rechace un libro o un jefe de redacción desapruebe una nota.

«Ahí hay un trabajo social de castigo, o sea, hay medidas punitivas para frenar este tipo de expresiones disruptivas, insurreccionales, entonces la gente tiene que saber eso: se pagan costos y hay que estar dispuestas a pagarlos porque vale la pena», acusa.

Vale la pena levantar esas voces, defiende, porque se trata de una de las dimensiones de la justicia, la justicia lingüística. Pero a la par, generará «más lengua», más imaginación y posibilidades creativas, así como más libertad y poesía».

Desde el equipo de publicaciones del CIEG conformado por mujeres jóvenes e inteligentes, al que Moreno apoda de manera afectuosa «Las Chicas Superpoderosas» surgió la propuesta de contar con un manual de lenguaje incluyente.

Su elaboración supuso un proceso largo para darle forma, fiel a un posicionamiento: debería ser flexible y abierto, una «cosa juguetona», justo para mostrar que la «lengua nos habita y la habitamos».

Así es que la cubierta presenta una combinación cromática de 18 banderas que representan las «disidencias y diversidades sexogenéricas, símbolos de lucha y reconocimiento de varias colectividades: movimiento LGBT, lésbica, trans, intersex, asexual, pansexual, género fluido, no binarix, gay y otrxs aliadxs».

La rebeldía está en el corazón del Antimanual.

«Es un reclamo de libertad, de toma de la palabra, es una propuesta de protagonismo social, de decir aquí estamos las feministas y vamos a seguir dando mucha guerra», desafía Hortensia Moreno.

Insurrección lingüística

El Antimanual de la lengua española. Para un lenguaje no sexista es de la autoría de Marisa Belausteguigoitia, Amneris Chaparro, Modesta García, Janaina Maciel, Hortensia Moreno, Alejandra Tapia, César Torres y Salma Vásquez.

Antes de adentrarse en la lectura conviene repasar algunas de las advertencias incluidas en la publicación:

– El antimanual no es un documento oficial; es un juego de palabras.
– El feminismo no pretende modificar el lenguaje, sino cambiar la vida.
– El lenguaje incluyente no sexista (LINS) es una pequeña insurrección feminista en contra de los usos lingüísticos que invisibilizan, ofenden, estereotipan, discriminan, relegan, inferiorizan, banalizan, ignoran, menosprecian, agreden, insultan, sexualizan, calumnian o ridiculizan a las mujeres y a los sujetos feminizados.
– El LINS no codifica la lengua ni altera la gramática.
-Nadie nos puede imponer el lenguaje incluyente no sexista.
-Pero tampoco nos lo puede nadie prohibir.

Algunas propuestas

El Antimanual propone el uso de -e, x, _, @, así como desdoblamiento en «los» y «las», pero de la misma manera el desdoblamiento de los determinantes «los» y «las», los sustantivos colectivos y neutros, pronombres y determinantes sin género, y formas metonímicas, además de una léxica y una vocabularia activista.

Desdoblamiento
– Las y los adolescentes
– Las profesoras y los profesores
– Las directoras y los directores

Sustantivos colectivos y neutros
– En vez de Directora o director – Dirección
– En vez de Mujeres y hombres – Personas, gente, multitud, seres humanos, humanidad

Pronombres y determinantes sin género
– En vez de El que suscribe – Quien suscribe
– En vez de Los que representan – Quienes representan
– En vez de Los estudiantes hablarán – Cada estudiante hablará

Evitar el masculino para designar profesiones, carreras o cargos que tienen su correspondiente forma femenina
– En vez de decir La general -Mejor usa La generala
– La médico -La médica
– La ingeniero -La ingeniera
– La juez -La jueza

Vocabularia activista
– Compas. Compañeras de la lucha política.
– Deconstruide. Varón que aparenta haber cuestionado sus privilegios de género por moda, más que por convicción personal.
– Funar. Chilenismo utilizado para denunciar actos de violencia y motivar un repudio masivo a su perpetrador o perpetradores
– Gafas violetas. Herramienta simbólica que nos permite ver el mundo a través de la crítica feminista con el fin de visibilizar las desigualdades entre hombres y mujeres.
– Mansplaining. Neologismo anglófono referido a la acción en que un hombre explica, de manera pedante y condescendiente, algo a una mujer sin tener en cuenta que ella sabe más sobre el tema.
– Sororidad. Prácticas de acompañamiento, apoyo y protección situadas entre mujeres.
– Xadre. Persona progenitora; juego heterográfico para neutralizar los términos «madre» y «padre».
– Onvre. Individuo del género masculino no honorable, necio y violento.

Léxica
– Suelo pegajoso. Conjunto de creencias y prácticas implícitas que impide a las mujeres y sujetos feminizados acceder a lugares y cargos estratégicos para la toma de decisiones.
– Techo de cristal. Serie de limitaciones implícitas y explícitas que previenen el avance de las mujeres a espacios de poder.
– Feminismo. Conjunto de movimientos políticos, intelectuales y estéticos que buscan cambiar al mundo, visibilizando la experiencia de las mujeres y los sujetos feminizados y promoviendo nuevas relaciones sociales más igualitarias.
– Patriarcado. Estructura simbólica y social de dominación masculina a través de la cual se legitima la posición de subordinación de mujeres y sujetos feminizados

Información: Al Antimanual… estará en acceso abierto para su descarga gratuita y a la venta en su formato impreso en el CIEG https://cieg.unam.mx/

Socorro Beltrán

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