Cosecha de una tradición de cinco siglos, con vides cultivadas en las laderas de los volcanes que dan vida a la región central de México, fruto del esfuerzo de pequeños productores de uva y de la mano del afamado enólogo mexicano Miguel Hernández, cuatro etiquetas están a punto de irrumpir en los paladares de expertos y legos en el creciente mercado del vino en los EEUU.
El anuncio fue realizado durante un seminario virtual en el que participaron especialistas en todas las fases de la industria vitivinícola de Chile, Argentina, EEUU y México, país que en los últimos años ha sorprendido por la calidad de su producción.
La sorpresa provino principalmente de los vinos poblanos, pues desde hace tiempo el mercado reconoce la producción proveniente del Valle de Guadalupe, en Baja California, y de Querétaro, otro estado del centro de México que tiene una producción interesante.
Pero se trata de una sorpresa relativa, pues la actividad del vino en Puebla data de hace cinco siglos cuando los conquistadores españoles sembraron uvas y comenzaron a producir vino, aprovechando el vasto potencial de la región poblana, principalmente en la zona de los volcanes Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Citlaltépetl y Atlitzin, poseedores de condiciones envidiables: tierra fértil y microclimas que crearon un ambiente inmejorable para la creación de vinos de primera categoría, con el esfuerzo infatigable de decenas de productores de Puebla.
Del tema se puede pasar hablando horas el enólogo Miguel Hernández (cuya asombrosa carrera se forjó en las bodegas y viñedos de California, Francia y y Chile) y que es quien ahora encabeza al equipo que en poco tiempo le ha dado un nuevo impulso a los vinos que están deslumbrando a los expertos de todo el mundo.
En ese marco, y a nombre de los socios inversionistas, Amílcar Fernando Sala anunció las etiquetas que pronto veremos en nuestras mesas: Elementos, Nobilis, Preludio y Confidencial, los vinos volcánicos llamados a retomar un sueño dormido desde hace 500 años: conquistar el gusto de los consumidores.