‘Si le dan permiso, nos vemos en los debates’

Xóchitl Gálvez desafió ayer en su cierre de precampaña en la capital del país a la morenista Claudia Sheinbaum.

La abanderada de Oposición llenó, con 20 mil seguidores, la Arena Ciudad de México. Por primera vez desde que el Frente Amplio por México la hizo su abanderada, fue patente la sintonía entre los partidos que la postulan (el PAN, PRI y PRD) y la sociedad civil.

En las gradas, los simpatizantes prorrumpieron en sonoros abucheos cuando Xóchitl trajo a escena la figura de la morenista Sheinbaum.

«Claudia Sheinbaum no entiende a México. Ella viene del privilegio y yo vengo del esfuerzo. (…) Que se oiga claro: Claudia quiere que te conformes y yo estoy convencida de que tú mereces más. Le vamos a ganar porque ella dice que México está mejor que nunca y eso vaya que es mentira. Así es que, señora Sheinbaum: si le dan permiso, nos vemos en los debates«.

Incisiva, Xóchitl aseguró que Sheinbaum representa «la claudicación y claudicar significa rendirse, doblarse, agacharse, obedecer, conformarse. Y México no puede claudicar».

Xóchitl es otra vez Xóchitl

En busca del tiempo perdido, Xóchitl Gálvez remonta los traspiés del año pasado y sale airosa de su cierre de precampaña en la Ciudad de México.

Casi seis meses después, es patente la sintonía entre los partidos que la postularon por el Frente Amplio por México y la marea rosa que la hizo candidata presidencial.

En las butacas de una abarrotada Arena Ciudad de México, con al menos 20 mil seguidores, sobresalen espacios pintados de azul, rojo y amarillo del PAN, PRI y PRD.

El resto, es coloreado de una efusiva ola rosa.

Sin que fuese exagerado, el acarreo es manifiesto en decenas de autobuses y microbuses alrededor del inmueble de Azcapotzalco.

«Salimos con una carga de energía que no se veía desde agosto», resume el senador Emilio Álvarez Icaza, quien decidió subirse a la grada para «tomar el pulso de la gente» y celebra que «la marea rosa haya estado presente con los partidos políticos».

Con el traspiés del mitin del Ángel de Independencia, cuando Xóchitl pierde el hilo de su discurso, los organizadores tienen preparado un «plan B» para salir del apuro si el teleprompter vuelve a fallar. Tres pantallas fueron colocadas en el templete para que la candidata leyera ahí su mensaje, uno de los más articulados que se le hayan escuchado.

Hizo falta un «cierre» para que Xóchitl recuperara el tiempo perdido y mostrara, otra vez, soltura, arrojo y frescura con su discurso.

La Sonora Dinamita ha calentado el ambiente y Xóchitl trepa al templete sola, como única oradora. Los dirigentes de los partidos quedan al margen. A ras de suelo, cada uno con su grey, aparecen el panista Marko Cortés, todavía en medio del temporal por el polémico convenio que suscribió con el Gobernador Manolo Jiménez, el priista Alejando Moreno y el perredista Jesús Zambrano.

Los simpatizantes de Xóchitl sí se enteran de la presencia de los gobernadores Mauricio Vila y Maru Campos, de Yucatán y Chihuahua, y del priista Esteban Villegas, de Durango.

De los precandidatos a gobernadores Libia García, de Guanajuato; Laura Haro, de Jalisco; Lucy Meza, de Morelos; José Yunes, de Veracruz; Eduardo Rivera, de Puebla, y Renán Barrera, de Yucatán. Así como Santiago Taboada, para la Ciudad de México.

Por allí desfilan, además, Santiago Creel, el jefe de la campaña; la priista Beatriz Paredes Rangel; las panistas Kenia López, Lilly Téllez, Josefina Vázquez Mota y Enrique Vargas; los priistas Rubén Moreira, Manuel Añorve, Claudia Anaya y Mario Zamora; el empresario Claudio X. González y el primer Secretario de Hacienda con López Obrador, Carlos Urzúa.

Sin poses, incisiva, la candidata de raíces indígenas censura al Gobierno federal por cercenar los valores de la vida, de la verdad y de la libertad. Seria, atribuye al Gobierno la responsabilidad de la muerte de más de un millón de mexicanos a causa de su negligencia ante la pandemia, la violencia y la destrucción del sistema de salud.

«México está peor que cualquier país en estado de guerra. ¡Carajo! Con un millón de muertos, cómo pueden ofrecer continuidad», protesta.

Xóchitl dice atisbar una elección «injusta y dispareja» y reclama al árbitro electoral que impida que López Obrador y los gobernadores de Morena metan las manos en la elección. Y cuando trae a la escena la figura de Claudia Sheinbaum, la grada ruge y estalla en un sonoro abucheo.

Antes de apremiar a empresarios, intelectuales y a medios a «despertar» si es que quieren evitar la «guillotina que después será usada en su contra», la hidalguense araña también a López Obrador.

«Sí, sabemos que es poderoso. Sí, sabemos que no tiene escrúpulos. Sí, sabemos, que está dispuesto a todo. Pero, ¿sabe qué, señor Presidente? No le tengo miedo. Xóchitl no le tiene miedo, porque todos no le tenemos miedo».

Rodeada por un grupo de niños, Gálvez se toma la foto sin invitar a los dirigentes partidistas y pide que se escuche la pieza «Color esperanza», del argentino Diego Torres, casualmente, la que se escuchaba en 2006 en los mítines del candidato López Obrador.

En busca del tiempo perdido, a cuatro meses y medio de la elección, Xóchitl es otra vez Xóchitl.

Benito Figueroa

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