El Departamento de Justicia de Estados Unidos, junto con 15 estados, ha presentado una demanda contra Apple, acusándola de utilizar su posición dominante en el mercado de los teléfonos inteligentes, especialmente con el iPhone, para aumentar los precios de sus servicios y perjudicar a competidores más pequeños. Esta acción marca la primera gran iniciativa antimonopolio del gobierno de Joe Biden dirigida al fabricante de teléfonos inteligentes.
Según la demanda, Apple está utilizando su poder de mercado para obtener mayores ingresos de los consumidores, desarrolladores, creadores de contenido, artistas, editores, pequeñas empresas y comerciantes. Se alega que la empresa ha obstaculizado la competencia al dificultar que tecnologías rivales, como las superaplicaciones, aplicaciones de juegos en la nube, aplicaciones de mensajería, relojes inteligentes y monederos digitales, funcionen adecuadamente en sus dispositivos. Por ejemplo, se afirma que Apple ha dificultado que las aplicaciones de mensajería y los relojes inteligentes de la competencia funcionen sin problemas en sus dispositivos, y que sus políticas en la App Store han perjudicado a la competencia en servicios de streaming de juegos.
En respuesta, Apple ha rechazado las acusaciones, argumentando que la demanda pone en peligro su capacidad para innovar en un mercado altamente competitivo. La compañía ha sido objeto de investigaciones antimonopolio en Europa, Japón y Corea, así como de demandas de empresas rivales como Epic Games. En Europa, el modelo de negocio de la App Store de Apple fue cuestionado por una nueva ley que entró en vigor este mes, obligando a la compañía a permitir que los desarrolladores ofrezcan sus propias tiendas de aplicaciones y eviten pagar comisiones a Apple.
Las acciones de Apple han caído un 3% en respuesta a la noticia de la demanda. La compañía ya ha enfrentado desafíos legales en relación con su App Store, incluyendo un caso con Epic Games en el que un juez ordenó a Apple permitir enlaces de pago alternativos en las aplicaciones. Apple ha argumentado que restringe el acceso a ciertos datos y hardware por motivos de privacidad y seguridad de los usuarios.
