La desalinización del agua de mar ha sido señalada por Germán Arturo Martínez Santoyo, director general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), como una opción para abordar la escasez de agua en México. El término «escasez hídrica» se refiere a situaciones en las que la demanda de agua supera la cantidad disponible o cuando su uso se ve limitado por su baja calidad. México ocupa el puesto 24 en el ranking de estrés hídrico nacional elaborado por el World Resources Institute (WRI).
La desalinización es un proceso que elimina las sales minerales disueltas en el agua de mar, según Iberdrola, una compañía española de energías renovables. Este proceso ocurre naturalmente durante el ciclo del agua, donde la evaporación del agua de mar deja la sal atrás, formando nubes que eventualmente producen lluvia.
Existen dos tecnologías utilizadas en el proceso de desalinización: la desalinización por procesos térmicos, como la destilación, y la desalinización por membranas, que incluye la electrodiálisis y la ósmosis inversa. En México, al menos tres plantas desalinizadoras utilizan el proceso de ósmosis inversa, según registros del Gobierno Federal.
El proceso de desalinización enfrenta varios desafíos en México, según el director general de Conagua. Uno de los principales está relacionado con la obtención y los costos asociados. Estos proyectos requieren una gran cantidad de energía, lo que resulta en costos operativos y de mantenimiento elevados, además de la necesidad de una adecuada disposición de las aguas residuales (salmuera).
Es importante destacar que el costo de la desalinización varía según varios factores, como la ubicación de la planta, la fuente de abastecimiento, las dimensiones y el costo energético, que puede representar hasta el 70% del costo total.
