El Campo Marte de la Ciudad de México llega a albergar eventos militares, pero la noche de este domingo lo que cimbró el recinto no fue la detonación de un arma o un cañón, sino la potente voz de Andrea Bocelli.
A cielo abierto, el tenor encantó a su público por cerca de dos horas con un show que incluyó temas clásicos de la ópera, como «La Donna e Mobile», así como temas contemporáneos, como «Bésame Mucho».
Su gala comenzó a las 20:30 horas frente a una monumental bandera de México. Bocelli fue generoso al reconocer el talento mexicano con el que compartió el escenario y, tras bambalinas, pidió que fueran felicitados a su nombre en español.
A Carolina Ross, una de sus invitadas, le cedió el micrófono para una interpretación de «En Cambio No» y después ambos unieron sus voces para «Vivo Per Lei».
«Maestro Bocelli, muchas gracias por esta oportunidad», le dijo en inglés la mexicana cuando entraron juntos a escena. «Un honor para mí», respondió en el mismo idioma el italiano, su única intervención.
Pero la presencia que más emocionó a los presentes fue la de Susana Zabaleta. La gente, que había mantenido silencios solemnes, gritó y los coreó a ambos mientras ambos se lucían en «Bésame Mucho».
Cuando concluyeron y la actriz salió, los presentes seguían pidiendo más de ella, aunque el deseo no fue concedido.
El talento nacional también llegó por manos del director de orquesta Natanael Espinoza, que fue invitado para, durante un tema, ponerse al frente de la Orquesta Filarmónica del Desierto y del Coro del Desierto, quienes musicalizaron todo el espectáculo.
Pese al frío, que se acrecentó conforme caía la noche, el público se mostró encantado con la presentación y aplaudió constantemente con la entrega de Andrea Bocelli, que dividió su show en dos segmentos.
La gente se distribuyó en sillas plegables dispuestas sobre el pasto en las zonas más cercanas al escenario, detrás de las cuales se alzaron un par de gradas.
En el primero, el cantante regaló temas como «Brindisi», mientras en el segundo tuvo canciones en español, como «Granada», las cuales lucían más por la presencia de bailarines.
Su repertorio también incluyó «Amor, Vida de mi Vida» y otros segmentos donde cedía el protagonismo al flautista Andrea Griminelli.
Las pantallas cambiaban la ambientación: bien podían mostrar el interior de un elegante salón con candelabros, como pasó para «Brindisi», o un campo de flores, para acompañar «Amapola».
El broche de oro lo puso «Canto Della Terra», con la que la presentación concluyó cerca de las 22:40 horas.
