Los potenciales beneficios macroeconómicos de la Inteligencia Artificial (IA) generativa y las tecnologías de aprendizaje de máquinas son asombrosos, a la par con las tecnologías transformadoras que alimentaron la revolución industrial o la era de la información.
De acuerdo con algunas estimaciones, la IA generativa duplicará la tasa de crecimiento de la productividad de Estados Unidos después de una década de ser adoptada de manera generalizada y agregará millones de millones de dólares al año a la producción económica mundial.
Sin embargo, el trastorno microeconómico que provocan estas innovaciones revolucionarias en el lugar de trabajo es una historia más complicada. La tecnología detrás de la popular aplicación ChatGPT asumirá tareas de millones de empleados de niveles más altos en la escala salarial, más que de aquellos cuyos empleos han sido mermados por robots de fábricas o bodegas en las últimas décadas. Los llamados trabajadores del conocimiento y los profesionistas de cuello blanco sentirán más dolor esta vez.
Los algoritmos de IA generativa ya pueden leer y resumir en puntos documentos comerciales, médicos y legales, o se anticipa que lo hagan pronto. Startups de IA están desarrollando chatbots, así como generadores de texto, código computacional, imágenes, videos, diseño, voz y música. Ilustradores, trabajadores de la salud, actores, educadores, investigadores jurídicos, oficinistas y técnicos de empresas farmacéuticas podrían ser las primeras ocupaciones amenazadas por esta nueva forma de IA.
Entonces, la cuestión es si los empleados calificados desplazados hallarán empleo comparable o si serán relegados a trabajos económicamente menos valiosos en la nueva economía impulsada por la IA.
«Tenemos escasez de mano de obra hasta donde alcanza la vista. No nos quedaremos sin empleos», opinó David H. Autor, profesor de Economía en el MIT que estudia los impactos en el mercado laboral y el cambio tecnológico. «Es una cuestión de si tendremos empleos que utilicen habilidades escasas donde las personas sean valiosas o si tendremos empleos que sean de mucho menor nivel», acotó.
Tecnología a la medida
Algunos profesionistas ya se encuentran en conflicto con la IA. En Hollywood, el sindicato de actores está en huelga en parte por la amenaza de las «réplicas digitales» (una forma de IA) y el potencial de que los estudios puedan producir entretenimiento sin la presencia física o el consentimiento de los actores, y sin compensarlos por ello.
«Lo vemos venir y tiene que haber barreras de seguridad», señaló Duncan Crabtree-Ireland, jefe negociador del sindicato.
Mientras tanto, las empresas de otras industrias están adaptando la IA generativa a sus fuerzas laborales o pensando cómo hacerlo.
Jim Weatherall, vicepresidente de ciencia de datos e IA en la compañía farmacéutica AstraZeneca, dijo que la compañía tiene varios años de estar utilizando IA generativa, o una forma de ella. Hubo una época en la que un biólogo podía leer toda la literatura científica disponible. «Claramente no se puede hacer eso ahora con las masas de información», expuso.
La IA generativa permite a los investigadores «interrogar inteligentemente» la información y se prevé que luego podría pasar al siguiente paso y sugerir áreas sin explotar para el desarrollo de fármacos, apuntó Weatherall.
Los algoritmos de IA generativa también podrían acelerar el descubrimiento de una nueva molécula de fármaco que puede pasar por miles de iteraciones antes de llegar a la correcta. Es posible que un químico, con la ayuda de la IA, sólo necesite participar en la «última milla» del desarrollo de la molécula, dijo Weatherall.
«La IA cambia el juego porque las iteraciones son baratas, por así decirlo… Puedes hacer 500 o 500 mil iteraciones en cuestión de horas o días», manifestó.
Un problema con la IA generativa son las llamadas alucinaciones, en las que la IA llega a conclusiones fallidas o erróneas. AlphaSense, una empresa de inteligencia de mercado, ha tomado precauciones contra las alucinaciones, al vincularse a los datos subyacentes y entrenando la herramienta de IA generativa para que acceda a un contenido empresarial confiable, explicó la compañía.
Mientras tanto, Morgan Stanley ha desarrollado una herramienta de IA generativa que permite a miles de empleados consultar 100 mil documentos corporativos internos en busca de respuestas.
El banco de Wall Street señala que el objetivo de la herramienta es liberar tiempo para que los asesores puedan hacer cosas más importantes, como hablar con los clientes. Pueden pedir a la IA que investigue una acción, los beneficios de un producto de Morgan Stanley o cómo abrir una cuenta de jubilación individual.
La herramienta lee los 100 mil documentos y resume una respuesta. Morgan Stanley probó la herramienta en miles de preguntas que le hicieron los empleados, quienes luego calificaron las respuestas para ayudar a capacitarla.
El panorama
Al analizar las tareas de cientos de ocupaciones en busca del potencial de automatización con la IA generativa, el McKinsey Global Institute estimó en un reporte de junio que el 75% del valor de la IA generativa podría recaer en cuatro áreas: servicio al cliente; mercadotecnia y ventas; ingeniería de software, e investigación y desarrollo.
La IA generativa podría interactuar con los clientes, desarrollar contenido creativo para mercadotecnia y ventas, y redactar código computacional con base en indicaciones de lenguaje natural.
La investigación de McKinsey estima que la IA generativa podría añadir el equivalente a entre 2.6 y 4.4 millones de millones de dólares al año a nivel mundial, aproximadamente lo mismo que el Producto Interno Bruto del Reino Unido.
En un reporte separado en julio, Goldman Sachs estimó que la IA generativa podría elevar el crecimiento anual de la productividad laboral en EU por 1.5 puntos porcentuales después de 10 años de adopción generalizada. El 25 por ciento de las tareas laborales en Estados Unidos podrían automatizarse con el tiempo con los avances en IA, de acuerdo con el reporte titulado «IA generativa: ¿exageración o verdaderamente transformadora?»
Suponiendo una semana laboral de 40 horas, los 1.5 puntos porcentuales equivaldrían a realizar 36 minutos adicionales de trabajo.
«Un impulso de esta magnitud duplicaría aproximadamente el ritmo reciente de crecimiento de la productividad en EU, y sería aproximadamente de la misma magnitud que el impulso que siguió al surgimiento de tecnologías transformadoras anteriores como el motor eléctrico y la computadora personal», escribió en el reporte Joseph Briggs, economista global senior en Goldman Sachs.
Los aumentos en productividad del tipo del que habla Goldman Sachs ascienden a entre 400 mil y 600 mil millones de dólares al año, o aproximadamente lo mismo que la producción actual de las industrias químicas o de servicios públicos en EU, estimó Mark Zandi, economista titular en Moody’s Analytics.