Hay destinos que dan paz y ayudan a sosegar el alma y el sur de Francia -específicamente en la región de Occitania- resguarda algunos de ellos.
El interés por conocer nuevos sitios y liberar el estrés provocado por la vida cotidiana fueron algunos de los motivos por los que, hace unos días, visitamos esta zona francesa plagada de atractivos históricos, arquitectónicos y religiosos. Su naturaleza, al estar entre los Pirineos y Cévennes, es tan serena como grandiosa y enmarca, por supuesto, inolvidables experiencias de viaje.
La capital de la región es Toulouse, conocida como la Ville Rose o Ciudad Rosada, debido a que los edificios de su casco antiguo están construidos con los llamados ladrillos caravista, de tonos rosados.
Obligatorio es caminarla para reconocer los sitios icónicos como su Capitolio, su Ayuntamiento, y sus edificios religiosos entre los que destacan la Catedral de Saint Étienne; el Convento de los Jacobinos, célebre por su inmensa bóveda de nervaduras conocida bajo el apelativo de «La Palmera», y la Basílica de San Sernín, que forma parte de los bienes inscritos en el Camino de Santiago en Francia, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
De igual forma es indispensable saber que Toulouse debe su espíritu innovador, acogedor y festivo a que es un importante centro de la industria aeronáutica europea y una atractiva Ciudad Universitaria. Nadie debe irse sin gozar del ambiente en las terrazas de los bares que sirven cervezas artesanales y ofrecen vistas al río Garona.
Otro de los destinos obligatorios a visitar en esta área sureña de Francia es Lourdes, esta ciudad pirenaica es el punto de partida ideal para quienes desean practicar senderismo en los Pirineos y, además, alberga uno de los Santuarios Marianos más visitados del orbe.
Cada año, asiduos al turismo religioso arriban al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, que resguarda varios lugares de culto: desde la Gruta de Massabielle donde -según la fe católica- sucedieron las apariciones de la Virgen a una pequeña de nombre Bernadette, hasta la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y la Basílica de la Inmaculada Concepción, entre otros.
Uno de los momentos más espirituales se vive durante la Procesión Mariana o Procesión de las Antorchas, cuando los creyentes peregrinan -con antorcha en mano- realizando una petición o agradeciendo por un favor recibido. Se realiza todos los días a las 21:00 horas, de abril a octubre.
A la par del turismo de fe, se puede practicar el cultural visitando El Castillo de Lourdes, esta fortaleza está considerada como Monumento Histórico y alberga al Museo Pirenaico.
Por último, hay que empaparse de historia en Carcasona (Carcassonne, en francés), este destino ofrece la oportunidad de que el viajero imagine historias de otra época en la Ciudad Medieval, aún habitada y conocida como La Cité. En esta ciudadela, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, hay que admirar la muralla, sus almenas y torreones, así com visitar el Castillo Condal y llenarse los ojos con panorámicas que, de tan bellas, también alimentan el alma.
Para saber
En nuestra experiencia volamos con Air Canada desde la Ciudad de México a Toulouse haciendo una escala en Montreal, Canadá. Para llegar de Toulouse a Lourdes viajamos por carretera en un camino de aproximadamente dos horas y para llegar a Carcasona tomamos un tren desde Toulouse (el trayecto es de unos 45 minutos). Más inspiración en: (http://www.aircanada.com y www.visit-occitanie.com/es/)