Debutará Consuelo Duval en el sitcom ‘C.H.U.E.C.O.’

Hay mascotas que marcan una vida, y otras que la cambian en todo sentido y son una verdadera monada.

Consuelo Duval, estrella mexicana todoterreno del cine, la televisión y el teatro, y Darío Barassi, figura del momento en Argentina, dan fe de ello en C.H.U.E.C.O., primer sitcom en español que Disney+ lanzará mañana, en 135 países.

Esta producción «argenmex» marca el regreso de un género televisivo que parecía olvidado. Cuenta la aventura de la familia Gustozzi cuando acepta cuidar, a cambio de una jugosa herencia en dólares, a un simio que habla.

El reto será hacerlo con cariño genuino y en total secreto, pues de no cumplir con esas cláusulas, la millonaria herencia de Juan (Barassi) se desvanecerá, y, dada su situación financiera, venida a menos, el futuro de sus hijos (Maryel Ábrego, Pato Alvarado y Santiago Torres) estará comprometido, pero, por encima de ello, el salario de Amanda (Duval), ama de llaves de los Gustozzi que hace que todo, prácticamente todo, funcione en ese hogar, ubicado en México dentro de la trama.

«¡Me costó, ¿eh?! Primero dije que sí de inmediato», cuenta Duval desde la acogedora casa del foro 5 de los estudios Non Stop, donde se grabaron los 13 episodios de esta producción para toda la familia.

«Me dijeron: ‘Te están buscando de Disney’. ¡Sí, lo que quieran, lo que sea! No conocía la historia, pero…».

Como el personaje de Darío, al que le dicen: ‘Vas a recibir tanta plata por cuidar a Chueco’, y él responde: ‘Sí, no importa qué, pero sí’, se le pregunta a la protagonista.

«Tengo la fortuna de que no me mueve el dinero, o sea, jamás me he traicionado por decir: ‘Bueno, voy a hacer un personaje o una historia que no me gusta porque me van a pagar muy bien’. ¡Nunca! Eso es lo que más celebro de mí y de mi carrera. He tenido fracasos, pero porque yo lo he elegido, porque la historia me ha conmovido o todo, pero por dinero… no, no funciono tanto. Cuando me dicen de esto, lo primero que pregunto es: ‘¿Cuánto voy a ganar?’. No, no es cierto (risas).

«No, lo primero que pregunté, fue: ‘Díganme si el chango o el simio es real. Y cuando me dijeron: ‘No, es una especie de magia’, mi cabeza no entendía cómo iba a ser C.H.U.E.C.O., y cuando vi que regresaron a un formato de mi infancia, a un puppet (marioneta) con los mejores puppeteros, que, aparte, son mexicanos, hasta se me paran los vellitos (se toca el antebrazo derecho).

«Eso me movió mucho a lo que había pensado tiempo atrás: ‘Lo que tienes que ofrecer es irte a otro país, donde hablan completamente diferente, donde tienen influencias de otros países, y dejar a mis perros y a mis hijos… algo que veía lejano. Entonces, cuando llegó el día, vine y no esperaba la historia que iba a vivir esos tres, cuatro meses que estuve grabando la serie. La verdad es que me recibieron, me contuvieron, me apapacharon. Estoy muy agradecida con Argentina y los argentinos, que me hicieron tanto bien cuando me sentí, ya de repente, muy vulnerable, porque quería mi casa, mis perros, el olor de las tortillas, y todo eso terminaba cuando pisaba este set y veía a Chueco y a la familia Gustozzi. Decía: ‘¡Todo vale por estar aquí!'».

En el caso de Barassi, de 39 años, este proyecto es su primer estelar a nivel global tras consolidar una carrera en este país como actor de teatro, doblaje y conductor de 100 Argentinos Dicen (100 Mexicanos Dijieron, la versión nacional), por el cual el pasado fin de semana se llevó el premio Martín Fierro, uno de los galardones más importantes en la industria argentina del entretenimiento.

Sonriente, acepta que C.H.U.E.C.O. le significó «tocar una tecla distinta» en su espectro actoral, en franca referencia a su papel de Juan Gustozzi, un maestro de piano.

«Sin duda, el color del personaje Juan Gustozzi sí me queda cercano por el universo de la paternidad, de la ternura, la unión familiar. El hecho de que aparezca un personaje excéntrico que te atraviese y te modifique, y buscar un producto que sea una comedia blanca, pero no por ello sin gracia o picardía, fue un universo de experiencias nuevas y distintas», relata.

El comediante admite que, toda proporción guardada, Alf, la serie clásica de los 80 (ya en HBO Max), comparte con C.H.U.E.C.O. la virtud de hablar, desde el absurdo, de cosas serias que comúnmente solemos evadir cada día.

«C.H.U.E.C.O. tiene muchísima verdad. Con su picardía, él nos interpela. Llega a una familia disfuncional, a un padre que está ausente, que quedó golpeado por su viudez, con hijos que están creciendo, que son adolescentes, a un hijo que es el más pequeño pero es el más adulto, a un ama de llaves que ocupa todos los lugares vacíos en la casa y en la que debe encontrar su propio lugar.

«Por eso, cuando escuchas lo que dice Chueco o cuando ves lo que hace por detrás (de los protagonistas), porque le cuesta mostrar su corazón y prefiere contar chistes, hay algo de eso que vuelve como profundo, sincero, genuino el cuento, que es una familia que se está reconectando», explica Barassi.

Suma talento mexicano más diversión

Maryel Ábrego, Santiago Torres y Pato Alvarado son tres figuras mexicanas cuya expansión se detonará a nivel global desde mañana, cuando lleguen a Disney+ los 13 capítulos de C.H.U.E.C.O., primera sitcom de la plataforma para el mercado mundial.

En los roles de Delfina, Martín y Vicente, respectivamente, estas promesas de la pantalla compartieron con medios mexicanos su emoción por haber escenificado el martes, en vivo y en esta ciudad, una secuencia de un capítulo, arrancando risas de los presentes y de invitados especiales al foro 5 de los estudios Non Stop, sede de las grabaciones.

Con Consuelo Duval y Darío Barassi como cabezas de reparto, la producción resalta la aventura de una familia que acepta, por interés, cuidar a un simio que habla (Chueco, con la voz del actor, mago y standupero Agustín «Soy Rada» Aristarán).

«Fue algo mágico, había mucha fuerza, mucho empoderamiento por parte del público, las risas, las reacciones, las dinámicas de aplausos-risas. Bajamos del escenario y la reacción del público fue: ‘No puedo creer cuando se cayó la tela (del escenario) y cuando hicieron el show de las luces…

«Todos entraron en la ficción. Y, desde mi perspectiva, ver las caras, la bulla, los aplausos, que salían del corazón, no porque les dijeran, me renovó la vida», expresa, emocionada, Ábrego, conocida por varias producciones de Televisa y la exitosa serie de Netflix Dale Gas.

Para Torres, la experiencia de la escenificación en vivo fue algo que, como elenco, rompió su propia lógica de realización. Ellos experimentaron esa magia sin cámaras de por medio, lo cual les hizo ver que la trama funciona y cumple su cometido: entretener.

Visto en México en cintas como Por Mis Bigotes (2015), Rumbos Paralelos y Los Parecidos (2016), así como las producciones televisivas Muchacha Italiana Viene a Casarse o De Brutas, Nada, entre otras, el joven, de 19 años, que encarna a un adolescente desenfadado, comparte, al igual que sus compañeros, que se logró un acoplamiento actoral especial entre los tres.

«Estamos haciendo una sitcom, un tipo de comedia a la que no estamos acostumbrados, trabajando con un puppetronic al que no estamos acostumbrados, con una familia que no conoces, de modo que al ver nuestras primeras escenas, conforme fue progresando la historia se fue viendo la magia. Nos dimos cuenta de que ya éramos uno mismo», dice.

Ábrego, de 21 años, interpreta en Delfina a una chica intensa que busca destacar en la música. Sostiene que fueron pilares en la química de la familia Gustozzi, protagonista de esta aventura, la camaradería y el apoyo en escena de los protagonistas: Consuelo y Darío.

«Yo estaba temblando cuando conocí a Consuelo, y tenemos también a Darío, que fue parte fundamental y el pilar de la familia para empezarnos a llevar y a guiar; nuestros directores… Creo que todo el equipo se encargó de que esto funcionara, y a nosotros ya no nos costó nada entrar».

Alvarado, el más pequeño de la tercia, de 10 años, quien llamó la atención por su trabajo en la película nominada al Ariel El Norte Sobre Vacío, así como la serie de HBO Max Viajeros: Perdidos en el Tiempo, se convirtió en el más divertido de la familia por su sentido del humor.

Celebró un aprendizaje gozoso en C.H.U.E.C.O., que lo hace feliz de verse en pantalla y corroborar que nada tiene que ver con quien es en la vida real.

«Al verme en pantalla, dije: «¡Wow! No es lo mismo hacerlo que verme. Es diferente hasta en cómo hablo: mi voz es más grave, me sorprendo de cómo hago eso», destacó Alvarado, quien en la serie es considerado el «adulto» por su mesura e inteligencia.

Dolores Estrada

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